domingo, 21 de septiembre de 2008

si seguimos así...


dentro de un tiempo, no falta mucho en mi caso...

Reflexiones sobre lo que nos dice Begoña Gros

Algunas de mis reflexiones sobre el artículo "De cómo la tecnología no logra integrarse en la escuela amenos que…. cambie la escuela" (ver artículo)




Begoña Gros es profesora titular de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Barcelona. Especialista en la utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el ámbito educativo.






Todo parece indicar que la escuela se está quedando aislada de una realidad que se impone. Los chicos de hoy pasan veinte horas por día en un mundo que parece totalmente diferente al de la escuela. En ésta, los saberes son recibidos de una manera asertiva, ya elaborados y muy rara vez se explica o se logra mostrar de dónde es que provienen, cómo se pueden comprobar y sobre todo donde aplicarlos en la vida cotidiana.
Estamos inmersos en un sistema educativo en general, no sólo la escuela en sí misma como institución particular, que mantiene una arquitectura organizacional que poco ha cambiado en las últimas décadas, que sigue intentando transmitir los mismos conocimientos que hace cincuenta años y de un modo similar.
A mi entender la escuela es uno de los pocos, sino el único lugar dónde los conocimientos se presentan aislados unos de otros, inconexos, o pertenecen a una asignatura o a otra; mientras sabemos fehacientemente que en la vida diaria todo está relacionado con todo. En las sociedad actual los hechos, descubrimientos, desarrollos, catástrofes, etc. que se producen a una determinada distancia geográfica, no están separados en cuanto a lo que llamaría una distancia cronológica. La transmisión y el conocimiento no tiene fronteras, tan sólo los hombres las tenemos (o nos las imponemos).
Entiendo indispensable reformular la estructura misma de la educación como la conocemos hoy, si lo que se pretende es realmente lograr lo que se escribe en los diseños curriculares, que en definitiva creo que se transforma finalmente en un manojo de declaraciones de buenas intenciones y nada más. Leemos constantemente que uno de los objetivos principales es “formar ciudadanos críticos, reflexivos, participativos…”, estos ciudadanos difícilmente se podrán convertir en tales si reciben una educación del siglo pasado y necesitan desenvolverse en una realidad del siglo XXI. Las condiciones han cambiado, las demandas laborales, las relaciones sociales, los modos de comunicación y participación, las necesidades básicas para el desarrollo personal en todo aspecto, etc.
Esta falta de conexión entre lo que se pretende transmitir, lo que se transmite y la verdadera demanda de la sociedad, harán que el objetivo de toda la estructura educativa a todo nivel esté lejos de lograr los objetivos planteados. Se continúa haciendo parches en los sistemas educativos, cambiando de nombre a lo que sigue siendo lo mismo, anteponiendo lo urgente a lo importante y ocupándose de temas coyunturales y no de fondo.
Los docentes en todos sus niveles, como parte de este sistema, no quedan excluidos de esta realidad. Sobre este aspecto me gustaría detenerme, como uno más de ellos.
Hemos sido formados bajo el viejo sistema, de transmisión unidireccional de los saberes docente-alumno; es difícil lograr que nuestras prácticas no reflejen nuestra propia experiencia escolar, a menos que se tenga la voluntad real de cambio, de adaptación. Pero con la buena voluntad de uno o de un grupo de profesores no basta. La creación de los espacios y el acceso a una re-formación, una re-capacitación sistemática y seria son responsabilidad de la estructuras superiores del sistema.
En mi opinión personal, de acuerdo a la realidad en la que me toca desempeñarme, puedo apreciar sinceramente un esfuerzo por dotar de recursos materiales a las escuelas, colegios e institutos de todos los niveles. Pero como es lógico, de poco vale el mejor recurso material si no se cuenta con el recurso humano que lo ponga a funcionar, que comprenda su lógica y pueda utilizarlo de modo de optimizar su rendimiento.
Así considero que los profesores, maestros, directivos, etc. no estamos capacitados en muchos aspectos que se tornan indispensables a la hora de incorporar a nuestras prácticas los nuevos recursos de los que disponemos.
Si hablamos de la incorporación de las TIC a las prácticas pedagógicas, mucho es lo que hay por comentar. Me interesa destacar que en la mayoría de los casos en los que se intenta acercarse a las TIC, en realidad se están intentando incorporar herramientas informáticas, recordemos que TIC significa Tecnologías de la Información y la Comunicación. En definitiva, se siguen utilizando las estrategias didácticas clásicas, pero ahora con presentaciones powerpoint, textos digitales en lugar de libros o fotocopias, videos que en la mayoría de los casos se miran pero no van acompañados de actividades que realmente saquen el jugo de los mismos (pedagógicamente hablando). Además aún muchos docentes ni siquiera han llegado a esa etapa. Insisto aquí en la necesidad imperiosa de desarrollar planes de re-capacitación de los docenes ya en desempeño y de la inclusión imperiosa de las TIC y su utilización en los institutos de formación.
Pero no basta con apropiarse del uso de estas tecnologías, también se deben adaptar las metodologías de trabajo y las formas de enseñar, e incorporar nuevas que los recursos actuales nos permiten y que antes hubiesen resultado inviables. Considero fundamental la integración de contenidos, propiciar a nivel institucional el trabajo en pareja pedagógica, el multidisciplinar y en el mejor de los casos el interdisciplinar. Los alumnos de hoy, por estar en contacto con una realidad diferente, con otros códigos y modalidades de comunicación, seguramente aprenden de un modo diferente. Pongámonos por un minuto en el lugar de uno de nuestros alumnos cuando recibe una fotocopia con una larga serie de preguntas que ni siquiera lo llevan a la reflexión, despiertan su interés ni les resultan aplicables.


Si bien en la actualidad se tiene un acceso prácticamente irrestricto a la información, se debe tener en cuenta que tener información no es construir conocimiento; allí es donde el docente debe centrar su práctica, en generar espacios donde se aprenda a aprender, se puedan desarrollar en forma cooperativa y colaborativa aprendizajes, no sólo conceptuales sino actitudinales y procedimentales. Otra de las dificultades que se presentan con respecto a este tema y al citado en el párrafo anterior es nuestra falta de costumbre y el resquemor, de nosotros los docentes, al trabajo grupal, al compartir, dialogar, aceptar diferentes puntos de vista y aprender de nuestros pares. Es común escuchar que se propone a los alumnos el trabajo grupal, pero poco se favorece dicha práctica si no es desde el ejemplo.



No puedo dejar de lado, que también las demandas sobre los docentes se han incrementado, no sólo se deben limitar a las tareas estrictamente pedagógicas sino a otras para las que no fue preparado. La autora del artículo, cita a C. Marcelo (2002) quién nos dice que “el aislamiento de los profesores está favorecido evidentemente por la arquitectura escolar, que organiza las escuelas en módulos estándar…” a esto me gustaría agregar que la arquitectura del sistema en general no sólo no favorece el trabajo en conjunto de los profesores, sino que conforma un mecanismo burocrático y complejo de administración que en definitiva, a mi modesto entender, no favorece el mejoramiento de las prácticas pedagógicas en sí, que si no entiendo mal, deben ser el fin último de todo el sistema.

Para poder transformar la educación primeramente deben sufrir un proceso de transformación todos y cada uno de los actores del sistema, desde las más altas esferas hasta el más humilde y alejado de los docentes.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Internet y la Sociedad Red

En esta publicación me interesa centrarme en dos puntos citados por Manuel Castells en su artículo “Internet y la Sociedad Red


Manuel Castells (Hellín, España, 1942) es un sociólogo y profesor universitario español, catedrático de Sociología y de Urbanismo en la Universidad de California, Berkeley, así como director del Internet Interdisciplinary Institute en la Universitat Oberta de Catalunya.




La divisoria digital

Resulta muy interesante y esclarecedor lo que el autor dice, que no sólo el problema de la conectividad, el acceso a internet es lo que marca esa brecha; sino “… la capacidad educativa y cultural de usar internet.”
Así el acceso a la información en la red, sobreabundante, no significa necesariamente encontrar conocimiento, es vital contar con las habilidades necesarias para transformar esa información en un conocimiento aplicable, construir un conocimiento significativo. De ahí que se pueda decir que uno de los factores fundamentales en cuanto de disminuir la brecha se trate es la educación.
En palabras de Edith Litwin, doctora en Ciencias de la Educación y profesora de Tecnología Educativa de la UBA, en una nota realizada por el diario Clarín en el año 2004 ,"hoy los chicos tienen a disposición una enorme cantidad de información no escolarizada y desordenada que requiere que los docentes vuelvan a preguntarse qué fines, legitimidad y valor tiene, en qué país fue generada, o si, por ejemplo, fue elaborada por un organismo de gobierno o por una empresa de turismo".

De acuerdo con expresiones vertidas por el propio Manuel Castells, en el Congreso "La Educación en Internet e Internet en la Educación" realizado entre 14 y 16 de diciembre de 2001 en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, la brecha digital, en lo que a conectividad se refiere, dejará de ser el problema en el futuro, la brecha primordial se mantendrá en el aspecto educativo. Esto parece una contradicción si se piensa que la educación justamente ha tenido como objetivo el reducir las desigualdades.

Entre las variables en juego en la dimensión de esta “brecha educativa” que cita el autor se pueden considerar: la formación de los profesores especialmente en la utilización pedagógica de las nuevas tecnologías; la “pedagogía diferencial de las escuelas” haciendo referencia el modo de abordar la tarea educativa de cada institución, la importancia que se otorga a los contenidos (especialmente los procedimentales) y al espacio que se le conceda en estos aspectos a la propia creatividad del propio alumno; por último la falta de adecuación en la formación de los profesores, lo que hace que la mayor parte de la responsabilidad en cuanto a la formación necesaria para poder desenvolverse en el nuevo mundo tecnológico recaiga en manos de la propia familia.

Es así que nuestro rol, el de los docentes, será fundamental en el trabajo por acortar la brecha educativa, o también llamada brecha cognitiva; buscando la permanente capacitación sobre el uso pedagógico de las TIC. Deberemos tener la suficiente flexibilidad y apertura intelectual para no estancarnos en metodologías, que si bien posiblemente han dado resultado en su momento, necesitan imperiosamente enriquecerse, nutrirse de las nuevas posibilidades que los nuevos recursos nos brindan. Además de idear, elaborar, construir nuevos modos de desarrollar nuestra labor, ya sea en los contenidos, formas de trabajo con los alumnos y con nuestros pares.

Por otra parte, el Estado, a través de las diversas instituciones formadoras de docentes, deberá incorporar a sus diseños curriculares estos aspectos mencionados; los docentes en formación no podrán emprender sus labores educativas desprovistos de los conocimientos y habilidades sobre el uso pedagógico de las TIC.


Datos sobre la brecha digital en Argentina


La Privacidad en Internet

Por lo general creemos estar seguros, pasar desapercibidos a medida que navegamos por la web, buscamos información, enviamos correos electrónicos y demás. La realidad indica otra cosa. Constantemente estamos enviando datos personales, por lo general en forma involuntaria.
¿Cuántas veces participamos de un foro, nos suscribimos a un sitio, compramos o vendemos utilizando la red (e-commerce)?
Además las compañías proveedoras de internet tienen la posibilidad de consultar y monitorear nuestra actividad on-line.
Los cookies o galletas están ingresando permanentemente a nuestra PC, son bloques de información que permiten que los sitios que nos las enviaron (obviamente sin que nos demos cuenta) nos reconozcan cuando los visitemos, pero también cookies enviados por otras personas pueden recopilar información personal para su uso. Mediante los web bugs
se puede monitorear quien visitas ciertas páginas o lee determinados mensajes. En definitiva existen docenas de maneras en las que nuestros datos personales pueden ser recopilados, cruzados con otros y vendidos a empresas interesadas.

Pero esta privacidad de la que hablamos no se refiere únicamente a nuestros datos personales, sino también, y últimamente mucho más; a nuestra forma de pensar, ideas y opiniones. A partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001, esta actividad de monitoreo se ha intensificado, en búsqueda de posibles amenazas terroristas.

En definitiva existe la posibilidad de que seamos observados y monitoreados permanentemente.
Estas son las “reglas del juego”, cabe preguntarse si se puede regular este acceso a la información privada. Existen leyes (la primera en el Estado de California, promulgada el 1 de julio de 2003) que controlan las atribuciones de los diversos organismos en cuanto al acceso y rastreo de información; pero es sabido que toda ley tiene sus excepciones y que el dominio de la informática y las posibilidades de búsqueda de información e intromisión no son exclusividad de las entidades oficiales, miles de personas en el mundo tienen la habilidad y los medios para hacerlo.
En definitiva estamos en un espacio, el ciberespacio, casi imposible de controlar, dónde la libertad es tal que permite a cada uno de nosotros expresarse, mostrar sus producciones, comunicarse, socializar y mil cosas más, pero que también nos expone a ser objeto de otros intereses que utilizan esa libertad y sus capacidades con otros fines.


Realmente inquietante no dejes de verlo… para reflexionar.