sábado, 20 de septiembre de 2008

Internet y la Sociedad Red

En esta publicación me interesa centrarme en dos puntos citados por Manuel Castells en su artículo “Internet y la Sociedad Red


Manuel Castells (Hellín, España, 1942) es un sociólogo y profesor universitario español, catedrático de Sociología y de Urbanismo en la Universidad de California, Berkeley, así como director del Internet Interdisciplinary Institute en la Universitat Oberta de Catalunya.




La divisoria digital

Resulta muy interesante y esclarecedor lo que el autor dice, que no sólo el problema de la conectividad, el acceso a internet es lo que marca esa brecha; sino “… la capacidad educativa y cultural de usar internet.”
Así el acceso a la información en la red, sobreabundante, no significa necesariamente encontrar conocimiento, es vital contar con las habilidades necesarias para transformar esa información en un conocimiento aplicable, construir un conocimiento significativo. De ahí que se pueda decir que uno de los factores fundamentales en cuanto de disminuir la brecha se trate es la educación.
En palabras de Edith Litwin, doctora en Ciencias de la Educación y profesora de Tecnología Educativa de la UBA, en una nota realizada por el diario Clarín en el año 2004 ,"hoy los chicos tienen a disposición una enorme cantidad de información no escolarizada y desordenada que requiere que los docentes vuelvan a preguntarse qué fines, legitimidad y valor tiene, en qué país fue generada, o si, por ejemplo, fue elaborada por un organismo de gobierno o por una empresa de turismo".

De acuerdo con expresiones vertidas por el propio Manuel Castells, en el Congreso "La Educación en Internet e Internet en la Educación" realizado entre 14 y 16 de diciembre de 2001 en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, la brecha digital, en lo que a conectividad se refiere, dejará de ser el problema en el futuro, la brecha primordial se mantendrá en el aspecto educativo. Esto parece una contradicción si se piensa que la educación justamente ha tenido como objetivo el reducir las desigualdades.

Entre las variables en juego en la dimensión de esta “brecha educativa” que cita el autor se pueden considerar: la formación de los profesores especialmente en la utilización pedagógica de las nuevas tecnologías; la “pedagogía diferencial de las escuelas” haciendo referencia el modo de abordar la tarea educativa de cada institución, la importancia que se otorga a los contenidos (especialmente los procedimentales) y al espacio que se le conceda en estos aspectos a la propia creatividad del propio alumno; por último la falta de adecuación en la formación de los profesores, lo que hace que la mayor parte de la responsabilidad en cuanto a la formación necesaria para poder desenvolverse en el nuevo mundo tecnológico recaiga en manos de la propia familia.

Es así que nuestro rol, el de los docentes, será fundamental en el trabajo por acortar la brecha educativa, o también llamada brecha cognitiva; buscando la permanente capacitación sobre el uso pedagógico de las TIC. Deberemos tener la suficiente flexibilidad y apertura intelectual para no estancarnos en metodologías, que si bien posiblemente han dado resultado en su momento, necesitan imperiosamente enriquecerse, nutrirse de las nuevas posibilidades que los nuevos recursos nos brindan. Además de idear, elaborar, construir nuevos modos de desarrollar nuestra labor, ya sea en los contenidos, formas de trabajo con los alumnos y con nuestros pares.

Por otra parte, el Estado, a través de las diversas instituciones formadoras de docentes, deberá incorporar a sus diseños curriculares estos aspectos mencionados; los docentes en formación no podrán emprender sus labores educativas desprovistos de los conocimientos y habilidades sobre el uso pedagógico de las TIC.


Datos sobre la brecha digital en Argentina


La Privacidad en Internet

Por lo general creemos estar seguros, pasar desapercibidos a medida que navegamos por la web, buscamos información, enviamos correos electrónicos y demás. La realidad indica otra cosa. Constantemente estamos enviando datos personales, por lo general en forma involuntaria.
¿Cuántas veces participamos de un foro, nos suscribimos a un sitio, compramos o vendemos utilizando la red (e-commerce)?
Además las compañías proveedoras de internet tienen la posibilidad de consultar y monitorear nuestra actividad on-line.
Los cookies o galletas están ingresando permanentemente a nuestra PC, son bloques de información que permiten que los sitios que nos las enviaron (obviamente sin que nos demos cuenta) nos reconozcan cuando los visitemos, pero también cookies enviados por otras personas pueden recopilar información personal para su uso. Mediante los web bugs
se puede monitorear quien visitas ciertas páginas o lee determinados mensajes. En definitiva existen docenas de maneras en las que nuestros datos personales pueden ser recopilados, cruzados con otros y vendidos a empresas interesadas.

Pero esta privacidad de la que hablamos no se refiere únicamente a nuestros datos personales, sino también, y últimamente mucho más; a nuestra forma de pensar, ideas y opiniones. A partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001, esta actividad de monitoreo se ha intensificado, en búsqueda de posibles amenazas terroristas.

En definitiva existe la posibilidad de que seamos observados y monitoreados permanentemente.
Estas son las “reglas del juego”, cabe preguntarse si se puede regular este acceso a la información privada. Existen leyes (la primera en el Estado de California, promulgada el 1 de julio de 2003) que controlan las atribuciones de los diversos organismos en cuanto al acceso y rastreo de información; pero es sabido que toda ley tiene sus excepciones y que el dominio de la informática y las posibilidades de búsqueda de información e intromisión no son exclusividad de las entidades oficiales, miles de personas en el mundo tienen la habilidad y los medios para hacerlo.
En definitiva estamos en un espacio, el ciberespacio, casi imposible de controlar, dónde la libertad es tal que permite a cada uno de nosotros expresarse, mostrar sus producciones, comunicarse, socializar y mil cosas más, pero que también nos expone a ser objeto de otros intereses que utilizan esa libertad y sus capacidades con otros fines.


Realmente inquietante no dejes de verlo… para reflexionar.










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